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Carta a S.M. el Rey de España.
Señor Don Juan Carlos I de Borbón:
Palacio de la Zarzuela
28080 Madrid
Su Majestad:
Me dirijo a Usted como ciudadana de este país, libre gracias al abrigo de su corona, y no como representante de organización alguna. Lo hago porque estoy convencida de que Su Majestad, más que ninguna persona, entenderá mis palabras y la gravedad de los asuntos que quiero exponerle.
Hace más de treinta y cinco años que los españoles recibimos de sus manos el hermoso regalo de la democracia. Gracias a su reforma conseguimos la libertad de elegir a nuestros líderes, lo cual nos serviría para mantener la política al servicio del pueblo. Desgraciadamente el tiempo y las circunstancias han hecho enfermar a esta democracia, dando rienda suelta a una corrupción flagrante e insostenible contra la que por fin nos hemos rebelado. Nosotros, el pueblo -su pueblo- hemos conseguido organizar una fuerte oposición a esta terrible podredumbre. Estoy segura de que Su Majestad ha visto y sufrido muy de cerca, dado su cargo, las vicisitudes contra las que luchamos y por ello creo que se dará cuenta de la importancia y urgente necesidad de apoyar oficial o discretamente el movimiento llamado "15-M".
Su apoyo sería vitalmente decisivo convirtiéndose en un nuevo hito en la historia de España, comparable a la desautorización del golpe de estado. Cambiaría una vez más y de manera completamente positiva la perspectiva que muchos tienen de la monarquía, convirtiéndose Usted en el Rey que instauró la democracia y después la mejoró. Por supuesto supondría una auténtica bendición para el país, un aporte de honestidad que serviría como ejemplo para todas las naciones del mundo.
Señor Don Juan Carlos, luchemos juntos por una democracia REAL.
No cabe duda de que Su Majestad, en su sabiduría, sabrá bien cómo debe proceder, no obstante, si está Usted de acuerdo conmigo le ruego me permita sugerirle las siguientes formas de apoyo:
-Un comunicado escrito o en televisión.
-Una lista de sugerencias para tener en cuenta en las asambleas.
-Una donación de pan, zumos, fruta, hielos u otros recursos necesitados en las acampadas.
Sin más y con el sentimiento sincero de haber aprovechado útilmente su tiempo me despido con la mayor de las cordialidades.
Atentísimamente: